Yo estoy dispuesta a hacer borrón y cuenta nueva, ¿y tú?

Desde muy pequeños a todos nos dicen que no debemos reñir y que debemos perdonar, tú también me lo decías, ¿te acuerdas? “Leyre no le robes eso, anda ve y pídele perdón” “Leyre no le tires del pelo a esa niña, anda pídele perdón” “Leyre, no te comas el almuerzo de tu compañera, anda ve y pídele perdón” y así muchas, muchas, pero muchas veces. Supongo que no era muy consciente de lo que hacía, pero como tú me pedías que lo hiciese, iba, le daba dos besos y le pedía perdón. Si soy sincera, creo que cómo era pequeña no entendía muy bien el significado de perdonar, lo hacia más bien por obediencia, porque me lo mandabas tú y te tenía que hacer caso, y muchas de las veces para que no me regañaras.

Cuando éramos pequeños no teníamos rencor, perdonábamos y olvidábamos enseguida, y más cuando nos daban premios de recompensa como piruletas o chucherías por hacer las cosas bien. Inevitablemente, todos crecemos, y como todo el mundo, yo he ido creciendo. Diría que crecer implica madurar, darse cuenta de muchas cosas, aprender el significado de la familia, la amistad y el amor. Aprender a reflexionar y a sentir. Aprender a manejar nuestras emociones.

Creo que siempre has sabido que te quería, y que muchas veces esperaba algo de ti, que no podías darme, me cabreaba y no entendía el por qué, te echaba la culpa y tú lejos de entenderme me gritabas. Sin embargo, sigo sin entender muchas cosas, sigo sin entender por qué has llegado a hacerme tanto daño, por qué lo hacías aposta. Sé que lo has pasado mal, y que las circunstancias te han hecho así, pero ¿por qué no aprovechas las oportunidades que te da la vida? Has hecho mal muchas cosas, sí, pero como tú me decías, debes perdonar, perdonarte y pedir perdón. Seguir adelante ¿no era así?

Ya han pasado 21 años de mi vida, y a pesar de las muchas veces que los he necesitado, pocas han sido las ocasiones en las que te he oído un perdón sincero. Me has dicho auténticas barbaridades, de las que espero que te hayas dado cuenta. Palabras que me han destrozado por dentro, que me han tenido tardes enteras debajo del edredón llorando porque me hacías sentir como una inútil que sobraba y que no encajaba en tu mundo, lo que me ha hecho replantearme muchas veces las cosas.

¿Sabes una cosa? A día de hoy sigo sin entender como pudiste decirme esas cosas. Donde para mí, lo peor no era que me las dijeras, lo peor era bajar las escaleras para hablar contigo esperando una disculpa por tu parte, que nunca llegaba, y es triste pero a día de hoy sigue sin llegar. ¿Cómo lo haces? ¿Te perdonas a ti misma? ¿Lo olvidas? Me enrabietaba por dentro ver lo mal que me habías dejado, y el que a ti ya se te hubiera olvidado a la media hora, porque sí, hacías como que nada había pasado y me hablabas tan normal. ¿Por qué hacías como si nada pasara? ¿Por qué ignorabas lo mal que estaba? ¿Por qué nunca me has pedido perdón por nada? Muchos de mis amigos no entienden cómo después de todo, puedo perdonarte, sin embargo, no estoy segura de que realmente lo haya hecho. ¿Que es perdonar? ¿Borrón y cuenta nueva? ¿O se puede perdonar sin olvidar? Porque yo no consigo olvidar, y mira que lo he intentado, pero creo que es imposible.

A día de hoy, por suerte o por desgracia, ya no vivimos en la misma casa, me dicen que es lo mejor que me podía haber pasado, porque es ahora cuando voy a ser quien realmente soy y es ahora cuando comienza mi nueva vida, pero ¿sabes cuál es el problema? Que sigo sin saber cómo seguir con mi vida si no es contigo a mi lado. No quiero una vida en la que no estés tú, por supuesto que me duele que todavía no hayas sacado un huequecito para llamarme y preguntarme que tal estoy, pero bueno, si para no abandonarnos soy yo la que tengo que llamarte todos los días, lo voy a seguir haciendo. Claro que las dos sabemos que no has sido todo lo que necesitaba, pero yo te perdono, son las circunstancias que nos han tocado vivir tanto a mí como a ti, y nadie tiene la culpa de lo que nos ha pasado. Pero está en nosotras el cambio, yo estoy dispuesta a hacer borrón y cuenta nueva, ¿y tú, mamá?

-Leyre Laborda Arellano

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