21 de septiembre
- Leyre Laborda Arellano
- 31 oct 2016
- 3 Min. de lectura
21 de septiembre, ¿os suena esa fecha? Fue en el año 2001 cuando la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró que se dedicaría esta fecha para celebrar y observar la paz. Un día dedicado a conmemorar y fortalecer los ideales de paz en cada nación y cada pueblo ¿suena bien no? Podríamos decir que la paz es algo buscado por todos, pero ¿es realmente así?
Es un hecho que el tema de la paz mundial no pasa desapercibido, ya que la mayoría consideramos que es algo a lo que se debe aspirar. Sin embargo, es tremendamente complicado llegar a estos ideales de paz mundial cuando ni siquiera somos capaces de mantener la paz dentro de cada país. Por supuesto que el concepto de paz abarca muchos ámbitos, y que para cada persona esta palabra evoca un significado diferente. Desde nuestro punto de vista, a pesar de que son varios los pilares sobre los que se sustenta, uno de los más importantes, es la política. Podríamos decir que aquí en España tenemos la suerte de vivir en un país regido por la democracia, considerada la mejor forma de gobierno. Pero, ¿es Oro todo lo que reluce?
Según la Real Academia Española la democracia se concibe como una doctrina política según la cual la soberanía reside en el pueblo, que ejerce el poder directamente o por medio de representantes. Sin embargo, después de debatir acerca de la fiabilidad de ésta, nuestra democracia, nos hemos dado cuenta de que poco a poco, la libertad ciudadana sobre la que se fundamente, se ha ido reduciendo. Se pueden encontrar bastantes motivos para pensar que el uso del término "democracia" es, cuando menos, cuestionable para definir a España.
En un primer momento, podemos hacer referencia a que a pesar de que la soberanía nacional debiera residir en el pueblo, nada más lejos de la realidad. La democracia se limita a votar cada 4 años a algunos representantes políticos, lo que viene a ser como una carta blanca para que los políticos durante este tiempo maniobren a su antojo, sin que los ciudadanos tengamos la potestad de decidir. Además, a pesar de que el artículo 20 de la constitución respalda el derecho a la libre expresión de pensamientos ideas u opiniones, nos encontramos en una situación en la que desde hace poco se nos ha impuesto la “ley mordaza” o la llamada “ley de protección ciudadana”, donde se nos restringe el derecho de expresarnos o manifestarnos como por ejemplo de posicionarnos a favor de una persona que está siendo desahuciada. Es decir, se podría decir que tenemos las bocas cosidas, sin opción a opinar o a manifestar nuestra opinión ante las injusticias. Por último, la sociedad igualitaria queda corrompida cuando ni la libertad ni la justicia se aplica de la misma manera a políticos y a ciudadanos de a pie, y ni siquiera podemos manifestarnos sin ser multados. El que la corrupción esté institucionalizada es una señal de lo mal que funciona la “democracia” en nuestro país. A raíz de esta surge la desconfianza de los países inversores, y así una política del engaño que lleva a un declive social.

Por ello, creemos que la principal reforma necesaria que se debe hacer en cada país radica en la instauración de una democracia controlada, es decir, una democracia formada por políticos honrados, que tomen en cuenta a los ciudadanos y que no velen por sus intereses, sino por los de las personas a las que representan. Una sociedad donde se deje de lado la relatividad moral, y todas las acciones de cada uno de los representantes de cada país estén orientadas hacia un bien común, y guiadas por una moral compartida formulada desde la razón humana.
En cuanto que las ideas planteadas por el bien común se lleven más allá de la firma en un papel, entonces, estaremos un poco más cerca de la paz mundial.
- Leyre Laborda Arellano
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