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Desde otro punto de vista

  • Foto del escritor: Leyre Laborda Arellano
    Leyre Laborda Arellano
  • 2 nov 2016
  • 4 Min. de lectura

Familia, madre mía, qué palabra tan importante ¿no? Cómo es posible que una única palabra abarque tantas cosas, tantos sentimientos, tantas acciones y en tan pocas letras. Os confieso que se me ponen los pelos de punta solo de pensar cómo algo tan pequeño puede generar algo tan grande, ¿a vosotros no?



No sé si os pasa, pero cuando pienso en la familia pienso en ese conjunto de personas que sabes que pase lo que pase se dice que siempre van a estar ahí, para ver cuando triunfas y saltas, pero también cuando caes o te tropiezas, y ellos te ayudan para seguir adelante. Yo diría que la familia no solo son nuestros padres, son nuestros primos, abuelos, tíos, sobrinos y si tenemos suerte, nuestras parejas, hijos y nietos. En definitiva, aquellos que nos rodean.



Vengo ya dándole vueltas varios días sobre cómo debería abordar el tema de la familia puesto que como ya sabéis es un punto complicado en mi vida. En esta ocasión he decidido que el ensayo va a tomar forma desde una perspectiva diferente, una perspectiva que me emociona y que quiero compartir con vosotros. Os voy a hablar de la familia “x”, que para nosotros va a ser la familia Tomás-García.



En nuestra querida familia Tomás-García es donde nos encontramos con Silvia, María y Ángela, las 3 protagonistas de nuestra historia. Esta familia vive en Murillo, un pueblo de Navarra. Se trata de una familia feliz, en la cual los unos disfrutan de los otros. Las niñas, hermanas de sangre, perdieron a sus padres biológicos en un accidente de tráfico, y como consecuencia de no tener familia cercana, fueron adoptadas por una familia encantadora que desde entonces se preocupa por ellas, y con la que están encantadas. Menos mal ¿verdad?



Su familia se podría decir que es como las vuestras cuando erais pequeños o por lo menos muy parecida. A las niñas les encanta ver la televisión y jugar a la nintendo pero para ganárselo, deben participar en algunas de las tareas del hogar. Cada día, realizan una diferente. En esta familia, por suerte los dos padres trabajan y ganan un buen sueldo con el que a veces miman demasiado a sus hijas. Su rutina semanal, comienza a las 8 de la mañana, cuando van despertando una a una a sus hijas dándoles un beso en la mejilla. Después, mientras que uno hace el desayuno, el otro se encarga de vestirlas y de peinarlas, revisando además que no se dejen nada fuera de la mochila. Tras el desayuno, sus padres las llevan al colegio y esperan a que entren dentro del patio y se encuentren con sus amigas. Al recogerlas a la tarde del colegio, se van a merendar a la piscina, donde hacen las tareas con ayuda de su papá, para después ponerse el traje de baño y comenzar las clases de natación. Ya son casi las 9 de la noche cuando llegan a casa ¡madre mía! ¿Qué tarde no? Es la hora de cenar todos juntos, mientras que las niñas ponen la mesa, sus padres hacen la cena. Al acabar de cenar y después de compartir las experiencias que han vivido durante el día, los niños se van a lavar los dientes y los padres se quedan recogiéndolo todo. Cuando acaban, suben a rezar con ellas y les dan las buenas noches.



Así, día tras día, las niñas están siempre cuidadas y llenas de cariño, y a pesar de que las semanas se les hace un poco más duras por el colegio, pronto llegan los fines de semana, las convivencias familiares. Cada fin de semana, toda la familia se preparan sus mochilas y se van de excursión, a todos les encanta viajar porque les encanta el campo y se lo pasan genial. Cuando el sábado por la noche llegan a casa, ven una película con palomitas todos juntos y después cada uno se va a dormir. El domingo es el día más tranquilo, se levantan pronto para ir a misa, comen en casa de sus abuelos y tienen toda la tarde para quedar con sus amigos. Vaya familia bonita han formado.



¿Queréis saber cuál es la única diferencia de esta familia y las vuestras? Que se trata de una familia formada por padres homosexuales. Una familia homoparental donde 2 hombres gays deciden adoptar a 3 niñas y formar una familia.




Porque sí, que sean homosexuales, no significa que no puedan ser una familia y tengan que ser agrupaciones como algunos piensan y como hemos tenido que escuchar. La sociedad evoluciona, nosotros evolucionamos, y nuestras relaciones también. Debemos dejar atrás los prejuicios, tanto la familia heterosexual como la homosexual se van a esforzar todo lo que puedan y más por sus hijas, porque el amor marca a las personas, el amor es el que nos mueve y no otras cosas.



Por lo que por favor, dejemos de faltar al respeto a las personas porque todos somos seres humanos y como tales tenemos sentimientos. Después de todo el sentido de las familias no deriva del hecho de que te digan “enhorabuena, estás casado”. No. El sentido de la familia deriva del compromiso con el otro. De trabajar durante los tiempos difíciles y poder así disfrutar los tiempos buenos. Deriva del amor que les une a todos, eso hace a una familia.



- Leyre Laborda Arellano









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