Conexiones
- Leyre Laborda Arellano
- 12 may 2018
- 1 Min. de lectura

Una sonrisa, una mirada, un roce de manos, el contacto de piel con piel, todas y cada una de ellas son conexiones que como si de un tornado se trataran, provocan un cambio y hacen que se me pongan los pelos de punta.
Nos estamos convirtiendo en exploradores de los infinitos rincones de nuestro cuerpo, creando un sin fin de caminos alternativos de placer, robándonos besos puntuales. Besos que saben a más. Y te admiro por eso.
Admiro tu capacidad de hacer que mis problemas desaparezcan en cuestión de minutos, de hacer que cierre los ojos con la misma intensidad con la que me haces viajar.
Vivimos en una sociedad que nos limita a sentir poco a poco, a sentir despacio, a ir con cuidado. A no dar demasiado de nosotros por lo que pueda pasar. Y madre mía, qué lastima. Nos acostumbran a no dejar aflorar los sentimientos demasiado rápido, pero qué queréis que os diga, me parece que es el momento de ir en contra de esto.
Me encantas, me haces sentir lo que nadie, me haces descubrirme día a día –a pesar de que las condiciones no son más favorables– y no voy a detenerme. Juraría que anoche hubo una chispa y ahora se que quiero provocar el Big Bang contigo.
¿Aceptas?
-L
Commentaires