Miradas
- Leyre Laborda Arellano
- 16 abr 2018
- 2 Min. de lectura

No han sido ni una, ni dos, ni tres, ni diez, las veces que me he preguntado sobre qué tienen los ojos.
Sí, ¿qué tienen? Se habla de los ojos como ventanas al alma, y yo creo que es cierto. Todos conocemos personas que son capaces de transmitir tanto con ellos –pero tanto, tanto– y qué bonito, ¿verdad?
Sin embargo, también es más común de lo que creemos encontrarnos con personas con miedo al contacto visual. ¿Por qué nos cuesta tanto aguantar la mirada más de tres segundos? ¿Acaso tienen, o mejor dicho, tenemos miedo a que vean nuestra alma?
Siempre se ha dicho que una mirada vale más que mil palabras, y para mí esa frase tiene mucho, pero que mucho sentido. Soy una persona totalmente negada a la hora de expresarse oralmente en cuestión de sentimientos, y más si son los míos. Y es que se me da tan mal que puedo notar cómo se me cierra la boca del estomago, cómo se me seca la lengua, y cómo mi risa nerviosa sale por mucho que yo no quiera. Así que lo mío, son las miradas.
Con una simple mirada soy capaz de expresar montones de palabras que se agolpan en mi boca intentando salir. Porque una mirada es complicidad, es contacto entre dos personas. Y sé que todo no se puede expresar a través de ellas, pero también sé que sólo hace falta una para hacer sentir.
Así que sí, te miro. Te miro y sonrío. Y muchas veces me has preguntado que por qué me río tanto, que por qué sonrío.
¿Por qué? Por ti. Porque no sé que me pasa contigo, pero consigues despertar en mí la misma emoción que un niño en el momento de abrir sus regalos de cumpleaños. Porque haces que tenga ganas de sonreír cada vez que estoy contigo, de estar mirándote horas y horas, de no decir nada y simplemente sentir.
Y es que no sé qué tendrán los ojos, no sé qué tendrán las pupilas, pero sí sé que mirar a alguien es sentir, es descubrir y es conocer.
Y no sólo eso, también implica dejarse conocer. Por eso me encanta mirarte y a la vez me pone tan nerviosa que tú lo hagas.
Ojalá que nunca desaparezcan estos nervios que me provocas y ojalá que nunca desaparezcan las ganas de seguir mirándote. De seguir mirándonos.
Comments